En algunas comunidades autónomas se está condicionando la apertura de determinadas actividades a la medición de la concentración de dióxido de carbono. ¿Es adecuada esta medida?
La concentración de los niveles de CO2 es un método directo para medir la calidad de aire en espacios donde los principales contaminantes provienen de bioefluentes humanos. Está ampliamente aceptado y figura en el RITE como método para calcular el caudal de ventilación manteniendo la calidad de aire requerida.
Este método tiene sus ventajas e inconvenientes:
VENTAJAS
INCONVENIENTES
Según lo expresado hasta ahora, se podría decir que es un método perfecto para controlar los contagios en espacios cerrados, sin embargo, esto no es del todo correcto.
Supongamos un local ocupado por 20 personas, una de las cuales tiene Covid-19. Los niveles de CO2 subirán rápidamente y por tanto activaremos nuestro sistema de ventilación para renovar el aire por lo que el riesgo de contagio será inferior.
Si ese mismo local estuviese ocupado por 10 personas y una de ellas tuviese Covid-19 la concentración de CO2 será más baja y no renovaríamos el aire del local. Sin embargo, la concentración de virus en ambos casos sería la misma, por lo que el riesgo de contagio se incrementa.
Existen, además, otros dos inconvenientes con respecto a las medidas adoptadas por distintas administraciones en cuanto a la instalación de medidores de CO2.
Como conclusión y dando respuesta a la pregunta que nos formulábamos, debemos decir que es acertado requerir las mediciones de CO2 en los locales, pero con las siguientes recomendaciones:
La renovación del aire es la clave para tener una buena calidad de aire interior. El sistema perfecto debe regular la aportación de aire exterior, adecuadamente filtrado, en función de la concentración de CO2, medir los niveles de otros potenciales contaminantes (Material particulado, VOC, CO…) e integrar un sistema de tratamiento de aire inocuo para inactivación de agentes patógenos.